Más allá de los lugares conocidos, siguen existiendo sitios de los que apenas se ha hablado y sin embargo son realmente impresionantes. En nuestra escapada por la comarca de la Ribagorza, en Huesca, descubrimos, gracias a la recomendación de los locales, un paraje natural que nos pareció mágico: un paseo junto al agua que los propios habitantes de Biescas, en el Valle de Bardají, se han encargado de crear.
Lo primero que hay que señalar es que no estamos hablando de la misma población de Biescas en la que probablemente estés pensando. Resulta que dentro de la provincia de Huesca hay dos poblaciones con este nombre. El Biescas del que nosotros queremos hablarte es un pequeño caserío que forma parte del Valle de Bardají, en la comarca de La Ribagorza. El otro Biescas está a 100 km de esta zona y es bastante más grande, pues tiene una población de 1.400 habitantes.
Descubrimos este lugar gracias a las propias recomendaciones de la gente de la zona. Fuimos a pasar unos días a la comarca de La Ribagorza y nos alojamos en el Hotel Cotiella, en Campo. Como llegamos por la tarde y aún quedaban unas horas de sol, la recepcionista nos recomendó acercarnos a Biescas a recorrer un sendero junto a unas pozas de agua que los propios habitantes habían creado.
Nos sorprendió esta sugerencia, ya que veníamos bastante informados a la zona y no habíamos oído hablar de este lugar. Pero si hay algo que tenemos claro es que las mejores recomendaciones son las que hacen la gente de la misma zona, así que no nos lo pensamos dos veces y allá que fuimos. Después de bastantes horas en coche, un paseo por la naturaleza se nos antojaba ideal.
De Campo a Biescas apenas hay 4.7 km, así que enseguida llegamos con nuestro coche dispuestos a descubrir qué nos deparaba el lugar. La población apenas son unas cuantas calles con casas diseminadas, todas de piedra y dispuestas en una colina. Al llegar y bajarnos del coche, escuchamos el mugido y campanas de las vacas de una granja que hay, así como el sonido de unos gallos que campaban tranquilamente por la calle.
Comenzamos a bajar por la calle principal que recorre el pueblo, no muy seguros de si íbamos en la dirección correcta. Enseguida nos cruzamos con un enorme rebaño de ovejas y su pastor, al que le preguntamos por el lugar. Muy amablemente, nos indicó como llegar y, señalando a un vecino que estaba a unos metros, nos explicó que él había sido el que había hecho el sendero.
Siguiendo las indicaciones del pastor, continuamos recto por la carretera, cogimos el camino de la izquierda y comenzamos a bajar por un sendero que también quedaba a mano izquierda. Tras un rato empezamos a ver señales de madera que indicaban el camino hacia las pozas. Y, de repente, unos escaloncitos esculpidos en la propia tierra nos conducían a un lugar que para nada nos imaginábamos conocer.
Este paraje está formado por unas pozas de agua de un color precioso rodeadas de verde. Los árboles de su alrededor son tan altos que incluso dificultan la entrada del sol. El agua de estas pozas tendrá ciertos componentes que ha hecho que se hayan ido formando pequeñas piscinas naturales y caídas de agua de color blanco que nos recordaron a algunas de las termas naturales más famosas de la Toscana.
El camino va avanzando junto al agua y se han construido diferentes pasos y cruces, todo de madera y piedra, incluso hay algún banco. Cuando nosotros estuvimos vimos el sitio muy bien cuidado, aún así, id con precaución de dónde pisáis, sobre todo si vais con niños, para evitar cualquier susto, ya que algunas zonas las vimos un poco inestables. El recorrido es cortito pero precioso, disfrutamos de un paisaje distinto al que pensábamos que íbamos a ver en esta zona tan montañosa.
Una vez termina el sendero, este te saca a la carretera y hay indicaciones para volver al pueblo, pasando por la Iglesia de San Saturnino. Como os hemos indicado anteriormente, Biescas es muy pequeñito, pero cuenta con algunas casas rurales, y como os hemos dicho Campo está al lado. Así que, si buscáis un lugar en el que desconectar y disfrutar de la calma y de un entorno envidiable, sin duda os recomiendo este sitio.
Si os ha sorprendido esta curiosa y corta ruta, y vais a hacerla, os pido que respetéis el entorno y lo que estos vecinos han construido aquí: no dejéis ningún tipo de deshecho y respetad el camino y los pasos que se han construido. En nuestras manos está que un lugar tan bonito siga siendo así de único y especial.