Cómo alojarse en un hotel y ser un turista responsable

Los hoteles son una de las opciones más cómodas de alojamiento pero, a la vez, son negocios en los que se consume una gran cantidad de recursos, agua, energía y alimentos. Por eso, si quieres ser un turista responsable sin tener que renunciar a alojarte en un hotel, te recomiendo tener en cuenta estas sugerencias:

1. Las famosas amenities

A todos nos encanta llevarnos amenities de la habitación del hotel (y sí, me incluyo): un botecito de gel, un jabón de manos… Ojo, hablo de amenities, no de convertirse en ladrones y llevarse las toallas. Pero si realmente queremos ser responsables con nuestras acciones, antes de llevarnos nada deberíamos preguntarnos, ¿vamos a usar esto alguna vez?

Es decir, quizá una muestra de champú nos venga genial para algún viaje en concreto. Pero, seamos sinceros, ¿cuántas veces te has lustrado los zapatos? ¿O te has puesto un gorro de ducha? Si hay amenities que está claro que jamás vamos a usar, aunque tengamos la tentación, lo mejor es dejarlas para que el siguiente huésped las utilice y así evitar que se produzcan mayor cantidad de botes de plástico y objetos por el estilo.

En relación a las amenities, si por ejemplo estamos una sola noche en el hotel y nos ha sobrado la mitad del champú de la amenity, esa ya no la van a poder aprovechar, pero nosotros sí, así que podemos llevárnosla para terminar el producto en otra ocasión.

 

2. El hotel paga la luz

Cuando estamos fuera de nuestra casa tendemos a ser mucho menos preocupados con el tema del consumo de electricidad. Total, la factura no la vamos a pagar. Por eso tendemos a dejar todas las luces de la habitación encendida, incluso poner un carnet en la ranura de la electricidad para mantener la corriente activa mientras estemos fuera de la habitación.

No obstante, no sólo hay que pensar que la electricidad se paga. También se tiene que producir. Y para ello es necesario el consumo de recursos en cantidades ingentes. Encendiendo sólo las luces que nos hacen falta estaremos colaborando en un consumo respetuoso de las energías.

 

3. El agua no es infinita

Al igual que pasa con la luz, las duchas en las habitaciones de hotel a veces se nos van de las manos. La excusa: la misma, hemos pagado por la habitación y tenemos derecho a todo el agua del mundo. Pero no debería ser así. Precisamente el agua es el recurso natural más preciado que tenemos y nunca tenemos que malgastarlo.

Asimismo, hay destinos en los que conviene informarse bien de si se está sufriendo algún problema de sequía. Por ejemplo, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, estaban pasando por una gran crisis de falta de agua. La conocida influencer española Dulceida viajó a esta ciudad y compartió en Instagram una foto dándose un gran baño en su habitación de hotel.

Las críticas le cayeron por miles por malgastar agua en un lugar donde tanto estaban sufriendo con el tema. Ella aclaró que no tenía ni idea, que el hotel no le había informado. Así que siempre conviene asegurarse bien y ser consecuentes con el lugar que estamos visitando.

 

4. Toallas de un solo uso

Seguramente este punto ya lo conozcáis porque muchos hoteles informan de ello, pero no está de más recordarlo. Antes las toallas de baño se cambiaban a diario, con el gasto de agua que eso supone. Ahora, en la mayoría de los hoteles, si la dejas colgada entienden que no quieres que te la cambien, mientras que si la pones en el suelo o en la bañera estás dando a entender que necesitas una limpia.

Si estás en un hotel en el que ves que no tienen este mensaje en el baño, siempre puedes ser tú mismo el que indiques en recepción que prefieres utilizar la toalla varios días. El medio ambiente te lo agradecerá.

 

5. Una cama por persona

Si viajas solo seguro que alguna vez te ha pasado que en tu habitación te encuentras con dos camas individuales juntas. Ya que durmiendo sólo vamos a poder movernos en una, lo mejor es que todos los días utilicemos solo esa cama y no nos dé por cambiar de cama para ver qué colchón nos gusta más.

De este modo, tan sólo tendrán que cambiar las sábanas de una de las dos camas y, al igual que ocurre con las toallas, serán menos sábanas que lavar y por lo tanto menos agua que utilizar.

 

6. El hambre del viajero

Cuando llegamos al desayuno de un hotel y vemos esos buffets llenos de apetitosa comida se nos abren los ojos como platos. Y de repente tenemos hambre, mucha hambre. Pero no hay que ponerse a comer como si se acabara el mundo. Los alimentos también son un recurso indispensable y que hay que consumir con conocimiento.

Está claro que estos trucos también ayudan a los hoteles a ahorrar dinero. Pero no hay que pensar en el dinero, hay que pensar en la naturaleza, en los recursos y en el planeta Tierra, que por si se te había olvidado, sólo tenemos uno. Así que ya sabes, ¡a viajar siempre siendo un turista responsable!

 

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