Me encantan esos hoteles que no son lo típicos alojamientos estándar, sino que tienen algo que los diferencia y, por lo tanto, forman parte del atractivo del viaje. Durante mi estancia en Oporto tuve la suerte de alojarme en un hotel de cuatro estrellas muy distinto a los que había estado hasta entonces: el Hotel Teatro. Voy a contarte por qué es tan especial este sitio y de dónde proviene su nombre.
En el mismo lugar en el que en la actualidad está el hotel, en 1851 se inauguró el Teatro Baquet. Desgraciadamente, en 1888 el teatro sufrió un incendio que acabó con todo el edificio. Más de un siglo después, inauguran en esta misma parcela el Hotel Teatro, que está tematizado de forma que parece que te alojas en un auténtico teatro.
Entre los diferentes elementos que destacan de esta decoración tan característica es su recepción, que simula la taquilla del teatro, así como los trajes que encontramos en el pasillo, que fueron realmente utilizados en algunas obras teatrales.
Además, como podrás ver, uno de los muros de su restaurante está formado por un simpático público, mientras que del techo y la pared del bar cuelgan unas cuerdas que simulan la tramoya un escenario. Asimismo, tampoco pueden faltar los típicos focos que alumbran a los protagonistas durante las obras.
Centrándonos en la habitación, a mí me enamoró su bañera señorial, que cuenta con plato de ducha efecto lluvia y termómetro para regular la temperatura del agua (con lo que a mí me gusta ducharme con agua a punto de hervir), aunque su gigantesca cama no se queda atrás y fue el lugar ideal para recargar las pilas durante esos dos días.
Toda la habitación tiene esa decoración elegante y original, con detalles que consiguen que te mantengas en esa atmósfera del espectáculo. Mi habitación daba a la calle principal, todo un lujo para poder ver cómo había amanecido Oporto nada más levantarte.
El desayuno que el hotel ofrece es tipo buffet y de los más completos, con comida salada y dulce y bebidas de todo tipo, desde zumo de naranja natural hasta champán. Hay dos salas distintas en las que poder sentarte a desayunar. Yo opté por sentarme en el patio interior, pues cuenta con un techo acristalado que le da un toque distinto a la habitación. Allí me puse las botas a Pasteles de Belem y otros dulces típicos de Portugal.
Una de las ventajas del hotel es que está en pleno centro de la ciudad, por lo que andando se llega a todos los sitios. Tal y como en cuento en este itinerario de dos días en Oporto, tan sólo tuve que coger el metro para llegar a la Casa de la Música. Asimismo, el personal es muy amable y servicial, y estuvieron muy atentos a que nuestra estancia fuera lo mejor posible.
Sin duda recomiendo el Hotel Teatro para ir en pareja, ya que es muy íntimo y tranquilo. Pese a estar en el centro de Oporto, su interior es silencioso y no llega ruido de la calle (concretamente, se localiza en la Rua de Sá da Bandeira, 84). Es un tipo de alojamiento para disfrutar con tranquilidad, no para simplemente ir a dormir, sino para que forme parte de nuestro viaje.
Además, si queréis pasar algún momento especial, el hotel cuenta con diferentes servicios de masaje, tratamientos de belleza… y cómo no con un restaurante y un bar de menú y cócteles de lo más sibaritas.
Para mí, este hotel fue la guinda perfecta para una ciudad tan alternativa como es Oporto, en la que, como te indico en este artículo, encontrarás lugares de lo más interesantes: Los 10 sitios más bonitos de Oporto.