Es innegable que Gaudí es una de las figuras más importantes de la arquitectura en Barcelona y que sus construcciones son incomparables. No obstante, hay otros edificios de Barcelona de la misma época que son impresionantes y que no fueron diseñados por Gaudí, sino por otros grandes arquitectos que a veces parecen relegados a su sombra pese a su enorme talento. Vamos a ver varios edificios modernistas que no deberías perderte en tu visita a Barcelona pese a no ser del afamado Antonio Gaudí:
1. Hospital Sant Pau
Si hablamos de hospitales a todos se nos viene a la mente un edificio sobrio, sencillo y repetitivo. Pues el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona es todo lo contrario. Aunque tiene varios siglos de historia, es en 1930 cuando se inaugura su edificio más destacado, el cual fue diseñado por Lluís Domènech i Montaner y es a día de hoy Patrimonio de la Humanidad. Este recinto es de estilo modernista y llama la atención por la luminosidad y el colorido de sus salas.
El Recinte Modernista de Sant Pau consta de 27 pabellones, un entramado de túneles y unos inmensos jardines pensados para que los enfermos pudieran pasear y disfrutar del aire libre. En cada pabellón se ven diferentes exposiciones relacionadas con la historia del hospital y de su diseñador. Entre las partes que más me impactaron está su quirófano, que llama la atención por ser una habitación con un gran ventanal que deja pasar la luz natural, o uno de los pabellones en el que se puede observar cómo estaban dispuestas las camas de los enfermos.
Desde 2009, este recinto ya no funciona como hospital, pues se ha construido uno nuevo al lado. Por ello, se puede visitar gran parte de él: varias salas y pabellones con mosaicos y estructuras preciosas, los jardines y varias zonas de los túneles. La visita guiada por el recinto cuesta 22€ y la libre 15€, un precio muy parecido al de restos de edificios visitables de Barcelona y, en mi opinión, merece la pena pagarlos por ver esta obra de arte.
2. Palau de la Música Catalana
Otro de los edificios modernistas de Barcelona diseñado por Lluís Domènech i Montaner y también declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este importante auditorio de música se construyó entre 1904 y 1908 y, aunque el exterior ya llama la atención, es en su interior donde guarda su más preciada joya: la sala de conciertos.
Imposible entrar por primera vez a ella sin quedarse con la boca abierta. Y gran parte de la culpa la tiene el gigantesco lucernario central que, ayudado de las decenas de vidrieras que se encuentran en las paredes, permite la entrada de luz natural en la sala a la vez que dotan de un impresionante colorido a este lugar.
Otro detalle que me encanta de esa sala son las musas: en el propio escenario, alrededor de los músicos que actúan sobre él, se encuentran 18 musas cuya parte inferior es de mosaico pero que su busto es una escultura que sale del muro para poder tocar diferentes instrumentos de música procedentes de diversas partes del mundo. No te creas que hay algo fruto del azar: aquí cada escultura, cada vidriera, cada figura… tiene su simbolismo y significado.
Aparte de la sala de conciertos, mi lugar favorito del Palau de la Música Catalana es su balcón, con sus columnas revestidas de mosaicos con motivos florales y geométricos. Normalmente, durante los conciertos el balcón está cerrado al público, pero si accedes al Palau con una visita guiada tendrás la suerte de poder salir a él.
Tienes por lo tanto dos formas de ver el Palau: o yendo ver un espectáculo (no se me ocurre mejor sala para hacerlo), o a través de una visita guiada. Por supuesto, el precio de los espectáculos varía mucho. En cuanto a las visitas guiadas, tienen un precio de 20€. También está la opción de visitarlo por libre (cuesta 15€), pero esto solo se puede ciertos días de la semana y a primera hora de la mañana, entre las 8.30 y las 9.30.
3. Casa Amatller
Seguro que mucha gente ha parado a fotografiar la Casa Batlló sin darse cuenta de que al lado también hay otro edificio que también merece un poco de atención: la Casa Amatller, del arquitecto Josep Puig i Cadafalch. Este edificio es modernista pero con un estilo diferente, ya que tiene una estética de palacio gótico.
La parte superior del edificio te puede recordar a los edificios típicos de otros países de Europa como Alemania, mientras que por toda la fachada podrás observar diferentes esculturas que hacen referencia a la familia a la que pertenecía la casa, la familia Amatller, que durante generaciones formó (y sigue formando) parte de la industria del chocolate. Puedes visitar la Casa Amatller todos los días de 10.00 a 18.00. La entrada general con videoguía cuesta 16.15€ si la compras online (te sale algo más barato que comprándola en el mismo edificio).
4. Casa de les Punxes
En realidad, el nombre original de este edificio es Casa Terradas, pero se le conoce como Casa de les Punxes (Casa de los Pinchos en catalán) por sus estrechas y afiliadas torres que se asemejan a este objeto. Esta construcción también fue diseñada por Josep Puig i Cadafalch para la familia Terradas.
De nuevo, aunque es una construcción modernista recuerda a otros estilos, en este caso, tiene ciertas semejanzas con los edificios medievales. El protagonista de la fachada de la casa es el patrón de Cataluña, Sant Jordi, que aparece representado en un mosaico. Este edifico también se puede visitar, la entrada con audioguía cuesta 13,5€. La Casa de les Punxes se ubica en la Avinguda Diagonal 420.
5. Palau del Baró de Quadras
Muy cerca de la Casa de les Punxes, otro edificio del mismo arquitecto, Josep Puig i Cadafalch, que en este caso de lo que se encargó fue de reformar un existente bloque de pisos. El resultado es un edificio con dos caras diferentes. Por un lado, está su fachada de la Avinguda Diagonal, de nuevo con aires góticos. Sin embargo, si observas la fachada que da a la Calle Roselló parece un edificio completamente distinto. Si quieres verlo por dentro, las visitas guiadas son los miércoles (a las 12.00 en catalán y alas 13.00 en castellano) y cuestan 10€.
Aunque estos no son los únicos casos de grandes edificios modernistas que son todo un emblema para Barcelona, si son todo un ejemplo de que más allá del indiscutible talento de Gaudí, el modernismo catalán tiene muchas más sorpresas en la Ciudad Condal.