París es una ciudad íntimamente ligada al arte, a los artistas alternativos y a todas aquellas personas que sueñan con crear. Uno de los edificios que más representa este espíritu parisino es el 59 Rivoli, que ha pasado de ser una vivienda en ruinas a uno de los centros de arte contemporáneo más importantes de la capital francesa.
1. Historia del 59 Rivoli
El edificio ubicado en el número 59 de la calle Rivoli fue, durante 15 años, una construcción tapiada y abandonada perteneciente a un banco francés. En 1999, tres amigos y artistas deciden okupar el lugar y, con la ayuda de doce personas más, limpian y acondicionan este sitio.
Esos tres artistas fundadores de lo que hoy es el 59 Rivoli se hacían llamar KGB por las iniciales de sus nombres: Kales, Gaspard y Bruno. Cuando decidieron darle vida a este particular sitio, en un principio lo llamaron Chez Robert, Électron Libre, aunque como lo estoy nombrando continuamente, finalmente se quedó con el nombre de 59 Rivoli.
La idea era la de crear un espacio alternativo en el que los artistas pudieran trabajar y exponer sus obras, y al mismo tiempo devolver a la vida a un edificio en ruinas. Desde el principio se organizaron eventos y actividades, pero el estado francés tardó poco en intentar pararlos: se dictó que serían desalojados en febrero de 2000.
No obstante, la abogada de los artistas consiguió una prórroga de seis meses, tiempo en el que el espacio se fue haciendo cada vez más popular. Debido a esto, el desalojo se fue retrasando cada vez más, viviendo en una situación inestable, con la incertidumbre de que los artistas podrían ser echados en cualquier momento.
Bertrand Delanoë , candidato a alcalde de París en 2001, se pasó por el 59 Rivoli y le gustó lo que allí vio. Fue por eso que prometió que si salía alcalde, legalizaría la situación del lugar. Por suerte, Delanoë ganó las elecciones, ocupó el puesto de alcalde hasta 2014 y regularizó la situación del centro, quedando disipada toda amenaza de desalojo. Ahora el edificio pertenece al Ayuntamiento de París.
2. ¿Qué es el 59 Rivoli?
De casa okupa a un demandado centro de arte. A día de hoy, el 59 Rivoli es un edificio que cuenta con 30 estudios para que artistas contemporáneos puedan crear y mostrar su obra. Además, se organizan conciertos cada sábado y domingo. Es un sitio tan ligado al arte que incluso su fachada e interior están continuamente en cambio. Es más, yo no conocía este sitio y fue gracias a que pasé por su lado y me llamó la atención su exterior que decidí entrar a investigar qué era.
De los 30 estudios que hay, 15 son de artistas permanentes y 15 de residentes, que solicitan una plaza en el centro y pueden disfrutar de un estudio entre tres y seis meses. Aparte de estos estudios, a los que podrás entrar o no dependiendo del artista (suelen ser muy abiertos y estar encantados en recibir visitas) en la planta baja hay un museo con exposiciones que cambian cada dos semanas y muestran obras de todo el mundo.
Este es un lugar alternativo, sí, pero se ha convertido en un sitio realmente famoso. Tanto, que es visitado por miles de personas al año, en las épocas de más ajetreo, superan los 4.000 visitantes por semana. Y ha pasado de ser un centro perseguido a estar en el top 3 de los lugares de arte contemporáneo más visitados de París.
3. Ubicación, horario y precio
Como su propio nombre indica, el 59 Rivoli está en el número 59 de la calle Rivoli. Esta se localiza en pleno centro de París, a 500 m del Museo del Louvre y 1 km de Notre Dame. Para llegar en transporte público, lo mejor es bajarse en la parada de metro Châtelet, a menos de 50 m de la entrada. El horario es de martes a domingo de 13.00 a 18.00.
Cualquier persona puede entrar a este interesante sitio de París. A mí me dio la sensación de que ‘me estaba colando’ simplemente porque no hay seguridad, taquillas… claro, que cuando lo descubrí no sabía que se trataba de un centro okupa legalizado. Pero me pudo la curiosidad, y menudo acierto. Yo entré una tarde y estaba muy tranquilo, pasee sola y sin prisa por todo el edificio admirando y fotografiando el arte urbano que invade el edificio. También me asomé a alguno de los estudios que estaban abiertos, en varios estaba el propio artista hablando con algún visitante.
¿Y cuánto cuesta entrar a este lugar tan alternativo? Nada, es gratis. Lo único que te encontrarás es una hucha en la recepción en la que te agradecen si quieres hacer un donativo. Incluso los conciertos que se realizan los fines de semana son completamente gratuitos. Esto no es un negocio, es una hermandad que gira en torno al amor por el arte. Es más, la gente que verás allí (cuando yo fui había un chico en recepción) son voluntarios.
2 comentarios
Me gustan mucho esos espacios, pero me gusta que sean auténticos. No sé hasta que punto la autenticidad se mantiene cuando se convierte en atracción turística. Tendría que ir para juzgar.
Yo la verdad es que sí que lo vi muy auténtico, me sorprenden las cifras que manejan porque cuando yo fui estaba muy tranquilo y era todo muy ‘informal’. Espero que como tu digas mantenga siempre su esencia.
¡Un saludo!
Eva