Todos tenemos algunos rincones favoritos repartidos por todo el mundo. Y esto no quiere decir que sean lo mejores, ya que lo bonito de viajar es que para cada uno un mismo sitio puede ser distinto. De hecho, una de mis frases favoritas es que «la belleza está en los ojos del que mira». Estos son mis lugares favoritos del mundo teniendo en cuenta los sitios que he visitado hasta ahora:
1. La orilla del Moldava, Praga
Ya os he contado en más de una ocasión que estuve viviendo durante tres meses y medio en Praga. Es la primera vez que vivía una experiencia de ese calibre: viviendo en un país extranjero de forma totalmente independiente, mientras hacía mis prácticas profesionales y desarrollaba mi TFG.
Durante esta época aprendí a disfrutar de estar sola, caminar por las calles de Praga con calma, saborear cada minuto. Y mi rincón favorito de la ciudad era la orilla del Moldava, concretamente, en el lado de Mala Strana, en un pequeño descampado que hay antes de llegar al Museo de Kafka.
Al estar un poco escondido aquí no llegaban tantos turistas. Además, las vistas del Puente de Carlos son fascinantes. Pero lo que terminó de conseguir que me enamorara de este rinconcito eran sus habitantes: las ratas almizcleras, una mezcla de rata y castor que habita aquí en invierno y que se te acercan a cambio de un poco de comida (en verano desaparecen por el jaleo de los barcos).
2. La Playa Itzurun, Zumaia (País Vasco)
La primera vez que fui al País Vasco quedé prendada de este lugar. La costa que rodea la población de Zumaia está formada por flysch, un fenómeno natural de gran valor, puesto que nos cuenta la evolución de la Tierra durante millones de años.
Este lugar me pareció fascinante por las vistas, el mar… es un trozo de ‘naturaleza salvaje’, como me gusta a mí llamarlo. Además, la siguiente vez que fui al País Vasco terminé por casualidad viendo el atardecer desde esta playa, anochecer que se convirtió en uno de los más bonitos que he visto en mi vida.
3. La librería Shakespeare & Co, París
Hay librerías que tienen un encanto especial y los amantes de los libros sabemos valorarlas muy bien. Desde que conocí la historia de Shakespeare & Co estaba deseando ir a verla y su interior superó mis expectativas. Tan llena de recovecos, de cientos y cientos de libros de diferentes estilos, rincones para leer, un gato que es el amo y dueño del lugar…
Además, me encantó su filosofía y que puedas vivir un poco la vida bohemia parisina quedándote a dormir en ese edificio a cambio de trabajar unas horas en la librería. Por supuesto, me llevé un libro de allí, y no uno cualquiera: El Principito, una de las grandes obras de la literatura francesa.
4. Amanecer en el desierto de Erg Chebbi, Marruecos
Nunca antes había estado en un desierto y empezar por el Sáhara no está nada mal. Pasamos una noche en este lugar que me hizo aprender cómo realmente es un desierto, que a mi parecer dista bastante de lo que había visto en las películas.
En este caso, mi lugar favorito también es un momento: el amanecer. Allí estábamos, sentados en una duna a las 6 de la mañana, con un gran silencio y calma, nada a nuestro alrededor, solo arena y un sol que pintaba el cielo de unos colores preciosos. Ese momento nos dio tanta serenidad y felicidad que no se nos olvidará nunca.
5. La Cova Tallada, Jávea
Me encanta el mar y poder hacer snorkel en aguas cristalinas es una actividad que me relaja mucho. Uno de mis sitios favoritos para hacerlo es la Cova Tallada, una antigua mina a la que solo se puede acceder tras una buena caminata partiendo desde Denia.
Al llegar, te encuentras con una cueva que da directamente al mar. Te bañas y te ves totalmente rodeado de agua menos por esa impresionante abertura. Sin duda es uno de mis sitios preferidos del planeta, y eso que aquí ha sido el único lugar en el que hasta la fecha me ha picado una medusa (yo me lo busqué, no fue culpa suya).
6. La Ribeira de Oporto
Qué tendrán los ríos que a su paso por las ciudades dejan zonas preciosas. En esta lista no podía olvidarme de La Ribeira de Oporto, concretamente desde el lado Vila Nova de Gaia, la zona donde se encuentran las bodegas que ofrecen deliciosos vinos.
Si prefiero esta orilla es porque, aparte de estar bastante más tranquila, desde ella se ven las casas coloridas del otro lado y, además, suele haber amarrados barcos de época que le dan un toque muy especial a la estampa.
7. Las yurtas del Charyn Canyon, Kazajistán
Uno de los lugares más diferentes e interesantes en los que he estado. La vivienda tradicional de Kazajistán es la yurta, una especia de ‘tienda de campaña’ de gran tamaño. Esto se debe a que tradicionalmente el pueblo kazajo es nómada, montaban las yurtas durante una temporada y se iban moviendo cada cierto tiempo.
Al final del Charyn Canyon, una impresionante garganta, hay varias yurtas que puedes alquilar durante unas horas o incluso para pasar la noche. Un lugar realmente auténtico y tan lejano a lo que había vivido hasta entonces que se convirtió en otro lugar especial de mis viajes.
8. Los árboles de monos de las Cascadas de Ouzoud, Marruecos
Repito destino, pero bien es cierto que Marruecos me dejó mucha huella. Este lugar esta en las Cascadas de Ouzoud, una gran catarata famosa por su belleza y porque los lugareños van a allí a bañarse. Sin embargo, a mí lo que más me gustó no fue la cascada en sí.
Soy una amante de los animales y me encanta verlos en libertad. En una zona de los alrededores de las cascadas viven unas familias de monos que se han acostumbrado a la gente y se te acercan a ti a cambio de un poco de comida. Para mí estar tan cerca de estos animales libres, mirarnos a los ojos, interactuar durante unos minutos… fue un momento mágico que me encantaría repetir.
9. Potes, Cantabria
Cuánto necesitamos estar en contacto con la naturaleza. Siempre nos transmite esa paz que las grandes ciudades nos absorbe. Por eso, Potes me encantó, pues es un tranquilo pueblo cántabro rodeado de naturaleza.
Pasamos un par de días en una casa rural con un balcón que daba directamente a las montañas. Poder mirar el paisaje que nos daba ese balcón durante horas no tiene precio. Completamente en silencio, solo con el sonido de las campanas de las vacas que a lo lejos pastan y el de algún que otro cacareo de un gallo.
10. Plaza de la Virgen de Valencia
Tengo la suerte que dentro de la propia ciudad donde vivo encuentro algunos de mis rincones favoritos. Y aunque me cuesta decidir, el que más me gusta es el de la Plaza de la Virgen. Cada vez que paso, aunque sea prácticamente todas las semanas, me dan ganas de hacerle fotos de lo bonita que es.
Enclavada en el casco histórico, es una de las paradas obligatorias de los turistas, pero es tan grande que hay sitio para todos: visitantes, locales, jóvenes patinando, mayores apoyados en la fuente… el ambiente es ideal y su belleza es diferente pero igual de valiosa tanto de día como de noche.
Por supuesto, conforme vaya viajando esta lista será cada vez más y más larga. ¡Espero que su número aumente mucho!
6 comentarios
Esa no es la plaza de la reina,si no la plaza de la Virgen,estan casi pegadas pero no son la misma ni mucho menos,en esta plaza se hace la ofrenda de flores con la que se cubre el manto de la Virgen
¡Tienes toda la razón! Mira que las conozco bien, ha sido un lapsus de nombres 😅 ¡Muchas gracias por avisar, ya he subsanado el error!
¡Un saludo!
Eva
Muy buena lista! Agendada!
¡Muchas gracias! ¡Me alegro de haberte inspirado! 🙂
esa es la plaza de la Virgen me parece , puede ser ?
Así es, tal y como indico en el título y el texto, es la Plaza de la Virgen de Valencia.
Un saludo,
Eva