Podríamos pasarnos un año entero viajando por la Comunidad Valenciana… y sus atractivos nunca se acabarían. Uno de ellos es Ontinyent, una población del interior de Valencia que tuvimos la suerte de conocer con los compañeros de la asociación Comunitat Valenciana Travel Bloggers, junto a los que comprobamos que es toda una Ciutat d’Atracció.
Como cualquier municipio que se precie, uno de los lugares de más valor es su casco antiguo, La Vila, cuyas calles son perfectas para dar un tranquilo paseo. Pero, si algo hay que destacar de este barrio, es la iglesia de Santa María, que presume de tener el campanario más alto de toda la comunidad.
Los amantes de las alturas no pueden dejar de subir hasta lo alto de él, para así contemplar una vistas impresionantes y poder ver de cerca las históricas campanas que en tantas ocasiones especiales se hacen sonar.
Otro edificio que conviene visitar es el Palau de la Vila, en cuyo interior se encuentran el Museo de los Gigantes y Cabezudos, esos simpáticos personajes que salen por las calles los días de fiesta, y el Museo Textil Valenciano, que nos sirve para conocer mejor la historia de la industria textil, tan importante en Ontinyent. Lo que más nos gustó de este museo fueron las antiguas máquinas con las que se tejía.
Aparte de la zona antigua de la ciudad, lo que más nos gustó poder visitar fue el refugio antiaéreo de la Guerra Civil. Fue toda una experiencia adentrarse en él y ponernos por un minuto en la piel de los habitantes que tanto miedo pasaron en aquella época oscura.
Aquí conocimos que, por suerte, la población no sufrió ningún bombardeo durante el conflicto. Sin embargo, al ser una zona considerablemente tranquila, el número de habitantes subió bastante, lo que supuso problemas de abastecimiento.
A una ciudad no solo se la conoce por la vista… también por el estómago. Uno de los productos estrella de la localidad es el embutido. Nosotros pudimos ver cómo se hace la morcilla típica paso a paso, así como probar diferentes productos en la carnicería Casa Vicent, donde no quedó ni un solo trozo.
No obstante, el embutido no es el único producto que merece la pena probar, y así lo comprobamos en el restaurane Nou Tendur Terrassa, donde nos sirvieron coca de pimentó i tomaca, y adobat d’Ontinyent entre otros entrantes, para después dar paso a un delicioso arroz al horno. Todo esto lo pudimos probar con diferentes vinos de la zona, por lo que la comida en este local fue ideal.
Ya sabéis, si todavía no habéis visitado Ontinyent, os animamos a acercaros a esta bonita población donde, como os hemos contado, no tendréis tiempo de aburriros, ni ocasión de pasar hambre.