París es una ciudad tan inmensa que aunque te quedes mucho tiempo es prácticamente imposible verlo todo. Nosotros la hemos recorrido durante nueve días viendo gran parte de ella. Para ello, hemos tenido que caminar bastante, madrugar y apurar los días. Este es el itinerario que nosotros hemos seguido:
Día 1: llegada
Viajamos a París en tren a través de Renfe SNCF (una opción que a fecha de septiembre de 2024 ya no está disponible). Esto nos permitió llevar bastante equipaje y no tener que encapsular la ropa de nueve días en una maleta de mano, así como viajar con líquidos y demás cosas sin problemas. Me gustó esta alternativa ya que tarda 6 horas y media en ir de Barcelona a París, el tren es muy cómodo y, como en cuanto se cruza la frontera con Francia se tiene WiFi, pude aprovechar el viaje trabajando con el ordenador.
Llegamos a París, concretamente a la Estación Gare de Lyon, sobre las ocho de la tarde. De ahí cogimos el metro directo al barrio de Le Marais, donde teníamos nuestro apartamento que conseguimos a través de HomeExchange. Después de hablar con nuestro anfitrión, fuimos a cenar por el barrio y dimos una primera vuelta por la ciudad. Como Le Marais es un barrio muy céntrico, pudimos ir andando dando un paseo hasta el Museo del Louvre, pasando por Notre Dame y volviendo por la Rue de Rivoli, una gran avenida llena de tiendas.
Día 2: primera toma de contacto
Como teníamos bastantes días, este primer día completo lo dedicamos a una primera toma de contacto. Por la mañana dimos una vuelta por el barrio (los domingos tiene muy buen ambiente) y fuimos a un mercado de Le Marais que nos recomendó nuestro anfitrión y que se monta junto a la Plaza de la Bastilla los jueves y los domingos. Después, visitamos un mercado cubierto, llamado Mercado Aligre. Este día comimos crepes en el primer mercado, pues había varios puestos de comida.
De ahí pasamos a ver por fuera el Centro Pompidou y la Plaza de la República, y más tarde nos recorrimos una gran avenida cuyo nombre va cambiando conforme avanzas (Boulevard Saint-Denis, Boulevard de Bonne Nouvelle, Boulevard Poisonnière…). En esta calle pasamos por la puerta de un buen número de teatros, así como del Museo Grevin (el museo de cera, a nosotros no nos llamó especialmente la atención) y los emblemáticos Cines Rex.
Finalmente llegamos a las famosas Galerías Lafayette, en la que ya tenían montado el decorado navideño (era 28 de octubre), por lo que pudimos verlas en su máximo esplendor. Después de recorrerlas por un buen rato, subimos hasta su terraza, que está abierta al público y tiene muy buenas vistas, y nos encontramos con un atardecer impresionante. Ya de vuelta a casa vimos por fuera la Ópera Nacional, la Iglesia de la Madeleine y la Plaza de la Concordia.
Día 3: arte y libros
Como la previsión decía que ese día iba a hacer bastante frío en París, decidimos destinarlo a visitar el Museo del Louvre. Llegamos a primera hora y entramos por el interior del Boulevard Louvre, pues la cola de ahí es bastante más pequeña que la principal.
Una vez dentro, nos recorrimos las zonas que más nos interesaban ver tanto de pintura como de escultura y arqueología. Se nos hizo alrededor de las 14.30, pues el Louvre es un museo gigantesco en el que podrías pasarte toda una semana para verlo entero.
Después de comer subimos a lo alto de Notre Dame (la entrada para esto está en la parte izquierda de la catedral) y después vimos su interior. Tras esto, nos dirigimos a la Librería Shakespeare & Co, una de las más famosas de París y por la que han pasado escritores de la talla de Ernest Hemingway y Scott Fitzgerald.
Después, nuestra idea era visitar el Panteón, pero ya estaba cerrado, ya que la mayoría de los monumentos y museos de la ciudad cierran a las seis de la tarde (al menos durante el otoño-invierno). Por eso, después de verlo por fuera y tomarnos un café para entrar en calor, nos dirigimos a los Campos de Marte para ver de cerca la icónica Torre Eiffel iluminada.
Día 4: de la música a la guerra
El cuarto día lo comenzamos visitando por libre el interior de la Ópera Garnier. Más tarde fuimos al Museo del Perfume, que es gratis y nos pillaba bastante de paso. Tras comer, visitamos por dentro la Iglesia de la Madelaine y nos dirigimos hacia el Palacio Nacional de los Inválidos, lugar en el que está enterrado Napoleón. Aquí también se encuentra un inmenso museo de la Armada, pero como es un tema que a nosotros no nos interesa, no entramos.
De allí cogimos el metro hasta la Isla de los Cisnes, donde se encuentra la Estatua de la Libertad, una escultura como la que Francia regalo a Estados Unidos pero de muchísimo menos tamaño. Desde aquí las vistas de la Torre Eiffel y el río Sena son bastante bonitas.
Como hemos dicho, gran parte de las atracciones de París cierran bastante pronto. Por eso, cuando caía la noche, gran parte de los días nosotros íbamos a descansar al piso y después salíamos a cenar y dar una vuelta. La clave para aprovechar los días está en madrugar.
Día 5: tren a Versalles
El quinto día cogimos en tren hasta Versalles, un destino bastante recurrente en los viajes a París. Durante toda la mañana estuvimos recorriendo el Palacio y los Jardines, donde cogimos el trenecillo turístico para no tener que caminar tanto y, después de comer, cogimos el tren de vuelta a la capital.
Ya en París fuimos a Montmartre. Para subir, como nos entraba dentro de nuestra tarjeta de transporte Navigo Semaine, lo hicimos en funicular. Arriba las vistas no eran demasiado buenas ya que llovía un poco. Entramos a la Basilique du Sacré-Coeur y dimos una vuelta por este bohemio barrio.
Al bajar pasamos por el Muro de los Te Quiero, donde está escrita esta expresión en todos los idiomas del mundo, y fuimos al Boulevard de Clichy, donde se halla el cabaret más famoso de todos los tiempos: el Moulin Rouge. Este boulevard llama la atención porque está lleno de sex-shops y locales de striptease. De ahí fuimos al Arco del Triunfo y bajamos andando por los Campos Elíseos, una avenida que tiene una longitud de aproximadamente 2 km.
Día 6: museos y compras
El primer lugar al que entramos este día fue a la Casa Museo de Víctor Hugo, que se ubica en la Place des Vosges, la plaza más antigua de París (la entrada a esta casa es gratuita). Nuestra intención después era visitar la Petit Ceinture, una antigua vía de ferrocarril que se ha convertido en un bonito paseo, pero al ser 1 de noviembre la entrada estaba cerrada.
De ahí fuimos a las Catacumbas, pero la cola que había era de aproximadamente dos horas, por lo que decidimos que no las visitaríamos, pues nos parecía demasiada cola (había gente incluso con la comida preparada para comer en la cola) como para ver un lugar así. Esto depende de los gustos y preferencias de cada uno, pero para nosotros hay cosas mucho más interesantes.
Así que nos dirigimos a los Jardines de Luxemburgo y entramos al interior del Panteón, donde se encuentran enterrados personajes muy notables de la historia de Francia y del mundo, como el matrimonio Curie, Rousseau, Delacroix, Alejandro Dumas, Víctor Hugo o Louis Braille.
De aquí llegamos a la Gran Mezquita, que solo vimos por fuera, ya que para entrar te piden pagar entrada y, como ya hemos visto otras mezquitas más destacadas por dentro, decidimos no hacerlo. Visitamos dos centros comerciales de notable importancia en una ciudad tan relacionada con la moda: Le Bon Marché y el Forum des Halles, que es un centro comercial subterráneo.
Día 7: al fin la Torre Eiffel
El séptimo día nos levantamos pronto para subir a primera hora a lo alto de la Torre Eiffel. Lo habíamos estado postergando ya que, según la previsión del tiempo, los últimos días que estábamos hacía mejor tiempo, y queríamos subir a la Torre Eiffel un día que hubiera buenas vistas y el cielo no estuviera cubierto por la niebla.
Después de llegar hasta el tercer piso de la Torre Eiffel y pasar un buen rato en ella, caminamos por uno de los tramos de la Petit Ceinture, la antigua vía de ferrocarril que ya intentamos visitar el día anterior. A mitad tarde cogimos un barco para dar un paseo de una hora por el Sena y ver atardecer desde él.
Por último, fuimos a Ladureé, la casa de repostería más famosa de la ciudad, para probar sus famosos macarons. Aunque hay numerosos establecimientos de esta empresa, fuimos al que se abrió originalmente en 1862, que está en la Rue Royale 16.
Día 8: luces y sombras
Este día lo comenzamos visitando la Saint Chapelle, cuyas paredes están formadas por gigantescas y coloridas vidrieras que dotan a la iglesia de un color muy especial. Al lado está la Concergerie, una parte del Palais de la Cité que se utilizó como cárcel durante la Revolución Francesa y donde estuvo encerrada hasta su ejecución Maria Antonieta.
También en la Isla de la Cité vimos el Mercado de las Flores, que abre todos los días, aunque los domingos se transforma en el Mercado de los Pájaros. Después llegamos al Mercado dels Enfants Rouges, considerado el mercado cubierto más antiguo de París. De ahí fuimos al Museo de Picasso y a Bercy Village, un curioso centro comercial en el que las tiendas se encuentran en antiguas bodegas de vino.
El resto de la mañana lo pasamos recorriendo el Cementerio Père-Lachaise, pues en él están enterrados grandes personalidades como Oscar Wild, Jim Morrison, Edith Piaf, Frédéric Chopin y Eugène Delacroix, entre muchos otros.
Después de comer vimos tranquilamente la Plaza de la Concordia y su gran obelisco traído desde Egipto, entramos al Petit Palace y vimos por fuera el Grand Palace. De vuelta a casa entramos a 59 Rivoli, un edificio público en el que artistas de todo el mundo realizan sus obras. Es un peculiar edificio cuyas paredes están completamente pintadas con arte urbano.
Día 9: más arte
Este último día completo en París fuimos a primera hora al Museo de l’Orangerie, pues como era primer domingo de mes la gran mayoría de los museos son gratis para todo el público. También intentamos entrar al Museo de Orsay, pero como las colas eran eternas, decidimos dejarlo para otra ocasión en la ciudad.
De ahí dimos una vuelta por el Mercado de las Flores, pues al ser domingo era el Mercado de los Pájaros, y entramos al Jardín des Combattants Espagnols de la Nueve, un pequeño y tranquilo jardín situado junto al ayuntamiento dedicado a La Nueve, el grupo de combatientes formado por españoles que liberaron París del yugo nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Después de comer, como hacía muy buen día volvimos a subir a Montmartre para disfrutarlo con más calma y poder ver mejor las vistas desde aquí. Por último, dimos un tranquilo paseo junto a la ribera del Sena y probamos los patinetes eléctricos que se han adueñado de la ciudad.
Día 10: vuelta a casa
Este último día no lo contamos, ya que a primera hora de la mañana nos fuimos a la estación para tomar el tren de vuelta a España. En total, durante estos nueve días hicimos andando un total de 170 km, y eso que utilizamos muchísimo el transporte público, pero París es una ciudad en la que, si quieres verla bien, tienes que andar bastante.
A nosotros nos gusta aprovechar lo máximo posible el tiempo durante nuestros viajes. Pero si tú prefieres ver la ciudad con más calma, puedes tomar ideas de este itinerario y acoplarlo a tus preferencias, ¡cada persona viaja a un ritmo y de una forma distinta! Nosotros, aunque teníamos claro lo que queríamos visitar, no fuimos a París con un itinerario ya marcado, puesto que nos fuimos guiando por el clima que hacía cada día. Por eso, este orden no es ni el mejor ni el peor, sino el que mejor se adaptó a los días en los que notros estuvimos. Espero que os haya sido útil este itinerario por París. À bientôt!