Hay viajes que te hacen reflexionar. Que además de mostrarte lugares distintos, te enseñan una lección. O te aportan mucho más que simplemente los atractivos turísticos del destino. Este ha sido el caso de Albania, país que he tenido la suerte de recorrer en mi último viaje y que me ha sorprendido más de lo que me esperaba.
Los nervios de la noche de antes me dicen que este va a ser un viaje de los que marcan. Es la primera vez después de la pandemia que vuelvo a salir de la Unión Europea, que voy a pisar un destino con una moneda y un idioma totalmente desconocidos para mí. Próxima parada: Albania. Un país que, hasta hace apenas 30 años, vivía totalmente aislada del resto del mundo.
Han sido 10 días intensos. Pero, a la vez, llenos de tranquilidad y confianza. Poco me duró esa tensión de sentirme fuera de lugar, intrusa. Había veces en las que me daba la sensación de que estaba «en casa». Eran los cantos de la llamada a la oración los que me recordaban que no. Que, aunque me sintiera a gusto, estaba en un país distinto, con una moneda, idioma y cultura diferentes a las mías.
Albania me ha sorprendido. Me ha recordado que no hay que prejuzgar. Que no hay que hacer caso de las habladurías. Menos de las que pasan de boca en boca a miles de kilómetros de donde se supone que salen. Su gente me ha recordado que, al final, lo más fiable es lo que sientes en tu propia piel. Y la amabilidad, hospitalidad y simpatía que he recibido han sido algo que he sentido de norte a sur del país.
En Albania te dan las gracias de corazón. Literalmente. Muchas han sido las veces que, mientras pronunciaban un «gracias», ya fuera en albano, inglés o español, se llevaban la mano al corazón mientras te mostraban una sincera sonrisa. Un gesto sencillo pero cargado de valor.
He visto en Albania un país que se esfuerza por avanzar a pasos agigantados. Por estar preparado para ese número cada vez más creciente de viajeros que lo eligen como destino. Todo eso, dentro de su innegable y sorprendente caos. Un caos que da para más de un artículo.
Viaja ya a Albania si quieres conocerla con buena parte de su esencia. Nosotros, haciéndolo ahora, nos hemos encontrado con grandes muestras de generosidad. Con una autenticidad que no podíamos dejar de contemplar. Con lugares que puedes recorrer libremente, aventurándote sin restricciones. Sin ningún tipo de presión o agobio por parte de la gente.
Pero, por supuesto, no todo es color de rosa. También nos hemos encontrado con muchos sitios en obras, tanto de nuevos edificios como de restauraciones de construcciones históricas. Hemos visto un montón de perros callejeros, basura en espacios naturales, una notable falta de conciencia de la importancia de proteger el entorno. Hemos conducido por caminos desastrosos y esquivado locuras en la carretera con el corazón acelerado.
Si prefieres venir a este destino cuando esté completamente listo, yo te diría que esperaras unos años. Tengo la sensación de que en poco tiempo el país va a estar a punto. Aunque mi temor es que por el camino se vaya parte de su esencia (aunque lo de las locuras al volante creo que no se irá tan fácilmente).
Además de carreteras en mejor estado y lugares de interés totalmente restaurados, verás una Tirana diferente. A mí me encantaría volver dentro de unos años para comprobar lo distinta que está la capital del país. En ella hemos visto un montón de modernos rascacielos y espacios vanguardistas que están en plena construcción.
Vuelvo a España con una imagen de Albania muy distinta de la que tenía antes de llegar. Con la idea reforzada de que viajar te enseña las mejores lecciones y de que, como una popular frase célebre dice, es lo único que compras y te hace más rico.
4 comentarios
Me han hablado muy bien de Albania, tocaría visitarlo para dar una respuesta más propia de la experiencia de visitar esos lares.
¡Gracias por el comentario! Así es, lo mejor es conocerlo una misma para poder formarse una mejor opinión 🙂
¡Un saludo!
Eva
Yo conocí albania y me gustó muchisimo, el trato de la gente su amabilidad me recordó dominicana. Yo fui a la boda de mi cuñada y no me quede en la capital sino marche más a la costa creo que dicen, se llama korçe a donde fui y no vi nada de calles sucias y tampoco edificios en construcción. Cuando viajamos solo nos enfocamos en las capitales nunca solemos visitar los pueblos que es en verdad donde está su encantó. Eso pasa en la República Dominicana que solo van a Punta Cana pero no disfrutan de la capital como le decimos coloquialmente, a mi la verdad que me gusto muchísimo Albania y volvería otra vez ????????
¡Muchas gracias por compartir tu punto de vista, un saludo!