A veces no podemos pasar todo el tiempo que queremos en una nueva ciudad. Esto es lo que nos pasó a nosotros en Ámsterdam, donde tuvimos algo menos de un día para conocerla. No obstante, aprovechamos al máximo el tiempo y conocimos muchas cosas interesantes de la capital neerlandesa. Si tú también vas a pasar poco tiempo en ella, este post te interesa.
Llegamos a Ámsterdam en tren por la tarde, por lo que la primera imagen que tuvimos fue la estación. Al salir de ella, nos quedamos asombrados, y ya supimos que esa ciudad nos iba a gustar. La verdad es que yo le tenía cierta manía a ‘Ámsterdam’, pues como todo el mundo hablaba tan bien de ella, pensaba que me iba a pasar como con otras grandes ciudades y me iba a llevar un despago. Afortunadamente, este no fue el caso.
Después de dejar rápidamente las cosas en nuestro hotel, aprovechamos esa tarde para hacer un tour con guía por el Barrio Rojo. Nos pareció muy interesante, porque nos sirvió para conocer en profundidad el tema de la prostitución en Ámsterdam y derribar algunos prejuicios. Conocimos todo el barrio, no sólo el canal principal. Como era la semana del Orgullo Gay, la ciudad estaba especialmente colorida y alegre, y había muy buen ambiente.
En la ruta también pasamos por algunos locales relacionados con el sexo, como la primera condonería del mundo, donde venden preservativos de todos los tipos que te puedes imaginar. ¡Hasta te los hacen a medida! Si quieres más información sobre este curioso establecimiento, peudes entrar a su página web a través de este enlace.
Por la noche, después de cenar y abrigarnos un poco más, dimos un paseo tranquilo por el canal principal del Barrio Rojo y por algunas calles del centro de la ciudad, ya que nuestro hotel estaba al lado de la estación de tren, una localización ideal para ir andando a cualquier sitio.
La mañana siguiente desayunamos, dejamos las maletas en el hotel y nos dispusimos a conocer al máximo la ciudad. En principio fuimos con un free tour, pero viendo que el tiempo se nos echaba encima y la dinámica del grupo era un poco lenta, decidimos seguir por nuestra cuenta.
Entre las cosas que nos llamaron la atención, están las casas-barco. La verdad es que no me importaría vivir una temporada en una de ellas, se ven bastante acogedoras.
Éstos fueron algunos de los sitios principales que nos dio tiempo a ver andando en una mañana:
- Plaza Dam
- Barrio Judío
- Mercado de las Flores
- Iglesia Oude Kerk
- Canales principales
- Plaza del Nieumarkt
Por supuesto, también tuvimos tiempo de probar uno de los productos típicos de Holanda más sabrosos: los gofres. ¡Estaban para chuparse los dedos! (Abstenerse obsesionados con las calorías).
A medio día cogimos las maletas y nos fuimos en tren al aeropuerto (el más grande de lejos que he visto en mi vida). Allí comimos tranquilamente y cogimos el vuelo de vuelta a España.
Obviamente vimos una mínima parte de la ciudad y nos quedamos con las ganas de al menor ver otras zonas como la Plaza de los Museos, así como visitar algún museo destacado. Pero ahora que sé que me encanta la ciudad, tengo claro que volveré con mucho más tiempo. ¡Es una ciudad perfecta para visitar con amigos!